Sobre estafadores, pseudogurús y otros maestros (y cómo detectarlos)
Por Marta Romo
Hace unos días saltaba a la luz una noticia sobre un falso terapeuta que prometía a sus “pacientes” curarles el cáncer y otras muchas dolencias, afirmando incluso que ya lo había hecho con anterioridad. En abril del año pasado, también saltó a la luz otro falso terapeuta en la provincia de Murcia. Estafadores que hacen del sufrimiento de otras personas un negocio muy lucrativo y nada ético.
¿Por qué hago referencia a estos casos? Pues muy sencillo, básicamente porque sólo se denuncian y salen a la luz casos que tienen un impacto en enfermedades físicas, pero hay cientos de casos “silenciosos” en los que se juega con lo emocional y que nunca saltarán como noticia ni nadie denunciará.
Desde un punto de vista de foco y orientación, podemos decir que hemos ido evolucionando de un Teocentrismo a un Egocentrismo radical, donde el hombre como individuo es y está en el centro de todo. Por la ley de compensación o del péndulo, nos hemos ido de un extremo a otro. En ocasiones los movimientos que tienen que ver con las polaridades, necesitan extremarse para poder equilibrarse y llegar al centro, por lo que de alguna manera, tiene sentido.
Esta orientación actual hacia la persona desde lo individual o “yoismo” y la actual crisis de valores que estamos viviendo, constituyen una mezcla muy interesante por un lado (búsqueda de lo auténtico, interés por el desarrollo, autoconocimiento, revisión de valores, etc.) y muy peligrosa por otro: cada vez hay más personas que se sienten perdidas y que buscan ayuda. Aquí es donde entra en juego la picaresca. Estafadores, pseudogurús y otros maestros se frotan la manos.
Me atrevo a escribir sobre esta picaresca porque soy testigo de numerosas “burradas”. Personas que desvirtúan la esencia y la metodología del coaching, poniéndolo como apellido de cualquier actividad. Otras que hablan de curar cualquier cosa con PNL y que ni siquiera han completado la formación en este sentido. Algunos que se apuntan al carro de la Inteligencia Emocional sin tener ni idea de gestionar sus propias emociones. Todo porque está de moda y porque es un negocio.
Esta situación me produce mucho cabreo y practicando la dialéctica con esta emoción, me doy cuenta que gracias a esta ira, tengo la energía de no contribuir a esta farsa y también de escribir este artículo. Así que aquí está la expresión de mi enfado con los que ensucian la preciosa profesión de trabajar por y para el desarrollo de personas, por y para el servicio a los demás.
Vamos a ver cómo son estos personajes. ¿Cuál es el perfil?, ¿Cómo podemos identificarlos?
- Estafadores: personas con una titulación universitaria (no relacionada con las humanidades), con experiencia en el mundo empresarial en el que han sido promocionados y reconocidos (directivos en áreas de marketing y ventas sobre todo). Se manejan bien en las redes sociales. Ven en el mundo del coaching y la PNL un negocio fácil y rápido. Tienen buena imagen. Seducen con la palabra, sobre todo a nivel individual.
¿Qué suelen hacer estos pícaros? Realizar una formación (breve, dicho sea de paso) y directamente vender sus servicios sin ningún tipo de supervisión. Hay un nivel mayor de picaresca, el que siguen los más avispados: montar una escuela y venderse como profesores con un excelente marketing. Lo más gracioso es que ni siquiera elaboran su propio material, sino que copian el que a ellos les han dado en su escuela. En definitiva, que son unos auténticos jetas.
- Pseudogurús: personas con una buena formación (no relacionada con las humanidades), se manejan bien a nivel intelectual. Con experiencia en el mundo empresarial. Alto nivel de autoconfianza. Se creen gurús de verdad. Aunque no seducen como los estafadores, son muy buenos comunicando ante grandes grupos. Cuida su imagen. Ofrecen alguna teoría o metodología novedosa, bastante bien elaborada que tenga que ver con la psicología y la empresa. No importa que lo que estén diciendo sea verdadero o falso sino que lo que realmente importa es comunicarlo con convicción y repetirlo hasta la saciedad. Lo que comunican parece novedoso, aunque a todos los que lo escuchamos nos suena de algo: porque utiliza otras teorías y/o metodologías, cambia el lenguaje, las mezcla y las ofrece como propias.
¿Qué suelen hacer estos pícaros? Se autodenominan “experto en”. Se ofrecen como conferenciantes, con un buen caché que irá creciendo. Dan clases en distintas escuelas, sobre todo en la de los estafadores. Dios los cría y ellos se juntan.
- Otros maestros: personas con una buena formación en materia de crecimiento personal (aunque no suelen tener titulación universitaria). Sencillos. No tienen experiencia en el mundo de las empresas. No han realizado un trabajo personal de introspección. Descuidan su imagen, esto les diferencia. No se venden como gurús ni son jetas. Les encantan las relaciones interpersonales y se pierden en las conversaciones con otros. Cuando hablan, parece que están iluminados, casi se elevan, como si tuvieran la sabiduría de la verdad universal. No cobran grandes cifras por sus servicios. Tienen buen sentido del humor y se divierten con lo que hacen.
¿Qué suelen hacer estos pícaros? El problema no es solo lo que hacen estos “maestros”, sino lo que hacen los demás con ellos. En este caso, los demás son los que les ponen la etiqueta de maestros y ellos la asumen… cual corona, eso sí, desde la humildad… Ellos dicen: “soy el más humilde del mundo”. Generan movimientos colectivos, entre las personas inseguras, con escasa formación y/o nulo espíritu crítico. Personas que buscan verdades, convicciones y certidumbres. Estas son proclives a caer en fanatismos de todo tipo y están predispuestas a seguirles y en cualquier caso su mente, cerrada, deja de crecer. El cerebro se fosiliza y se transforma en una copia de los demás cerebros que comparten certidumbres en el grupo.
Pautas comunes en todos éstos pícaros: imagen (en unos muy cuidada y en otros muy descuidada). Dominan el lenguaje , la comunicación. Tienen autoconfianza y la transmiten. No tienen un trabajo personal (nunca han recibido terapia, ni coaching…).
Y después de esta crítica, que parece rozar lo surrealista aunque sea real, ¿Qué podemos hacer si buscamos ayuda u orientación?
Cómo detectarlos
-No te dejes llevar sólo por la imagen y las palabras…
- Busca profesionales con sólida formación. Por ejemplo:
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Si es un coach, que esté certificado.
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Si trabaja con PNL, que por lo menos sea Trainer. No es suficiente con ser practitioner, ni con hacer un curso de PNL y Oratoria (que están muy de moda)
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Si trabaja con las emociones que sea psicólogo, pedagogo, terapeuta o en su lugar, tenga más de un curso breve sobre Inteligencia Emocional.
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Si te habla de Gestalt (este tipo de terapia está mucho más reglada que otras) que tenga la formación completa (son 3 años + tesina + supervisión + recibir terapia) y dentro del marco de la AETG (Asociación Española de Terapia Gestalt).
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Si te habla de Psicoanálisis, que sea licenciado y tenga la formación especializada.
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Si utiliza el eneagrama, que tenga alguna formación vivencial en este sentido (no basta con leer libros). Una referencia positiva en este sentido es que esté en el programa SAT de Claudio Naranjo. Ah! Y que no te diga qué número eres!!
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Si te habla de constelaciones familiares, que haya realizado la formación completa, suelen ser dos años. No es suficiente un curso de fin de semana para constelar.
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Si el tema es la EFT, que como mínimo tenga los dos niveles.
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No voy a hacer referencia a otras muchas (Reiki, Flores de Bach, etc). Básicamente, creo que es buscar información y aplicar el sentido común.
- Que se trabaje a nivel personal. El crecimiento personal es un camino no una meta, por lo que nunca termina.
- Con una línea coherente de desarrollo y carrera en su currículum. Aunque todos tenemos derecho a cambiar de rumbo, con coherencia y solidez.
- Que no se denomine gurú ni maestro, que los demás no le llamen maestro.
- Que te pueda dar referencias si no estas segur@
- Tienes derecho a probar.
Los pícaros de los que hablaba en párrafos anteriores, toman atajos, van por la vía fácil, buscan el camino de la inmediatez… Porque son vampiros, su hambre es insaciable. Cuando la visión es la de hacer negocio, no hay paciencia para formarse hay prisa por recuperar la inversión y empezar a ver beneficios.
Ahora, os pregunto a vosotr@s ¿Se os ocurre alguna tipología más en esta picaresca? ¿Alguno os ha sonado familiar o conocido?
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