Mejorando la vida en pareja: Los misterios del orgasmo
Existe un momento, apenas, promedio, unos 10 segundos, en el que el cuerpo logra liberarse de una manera descontrolada. Es el resultado de la excitación sexual; el instante previo a la tensión muscular y a la congestión sanguínea en la zona pélvica y la conexión con el más allá. Imaginemos una pava calentándose en la hornalla. Así como cuando el agua alcanza la temperatura necesaria para hervir, el cuerpo llega al clímax ideal y encuentra el orgasmo. En ese momento, como con la precisión de un reloj suizo, cientos de descargas musculares que comienzan en la zona genital se conectan con el resto del cuerpo y marcan la hora. Es el gong del placer, la campana que anuncia la recompensa por la entrega. Es la cita más deseada con la plenitud.
Cada uno podrá definirlo acorde a su experiencia o sensación corporal y emocional. Aunque resulta difícil definirlo con palabras, encontrar la mejor definición tal vez puede ser un buen ejercicio para conocer algo más de lo que nos da placer o de lo que realmente buscamos. Estarán quienes creen saberlo todo, los que supongan tener una definición limitada o incompleta e, incluso, los que no sepan de qué estamos hablando. Por lo pronto, intentemos dejar la ansiedad y las exigencias de lado. Si hay una contraseña para develar los misterios del orgasmo, esa es: "relájate y goza". A la que, como segunda clave de acceso, deberíamos sumar: "Conócete a tí mismo".
ORGASMO FEMENINO
En un principio algo anticipamos a propósito de ¿qué es un orgasmo?
El resto dependerá de la búsqueda en la experiencia y la definición a la que llegue cada quien. La pregunta que sigue es: ¿cómo se llega y cuántos tipos de orgasmos hay? Lo cierto es que hay sólo un tipo de orgasmo. Lo que existen son diversas maneras de alcanzarlo. Los distintos caminos dependen de la zona de estimulación que se prefiera: clítoris o "punto G" (una zona de tejido diferente al del resto de la mucosa vaginal. El clítoris no es sólo la parte externa visible, sino que sus raíces se prolongan hasta la entrada de la vagina detrás de los labios mayores y menores), los pezones, el monte de Venus, etc., etc.
A diferencia de lo que muchos creen, el orgasmo no depende exclusivamente de la penetración.
El orgasmo es tacto y contacto y, en algunos casos, sólo alcanza con la mente. En 1992, se confirmó a través de una medición en laboratorio que las mujeres pueden alcanzar el orgasmo con sólo concentrarse en alguna fantasía sexual preferida. A no deprimirse, aún son minoría las que llegan a semejantes extremos de creatividad.
Con lo expuesto hasta ahora, ya sea con el poder de la mente o del tacto por sobre las zonas erógenas, no es que se trate de promover exclusivamente la práctica de la autosatisfacción. Por el contrario. El encuentro implica y ofrece mucho más que el autoerotismo. El vínculo de "amor y placer responsable" (ese en el que se habla, se busca, se comparte) permite alcanzar otros niveles o escalas de satisfacción. Claro está que cada quien hace lo que quiere y/o lo que puede; aunque siempre se invita a practicar la comunicación y a promover el encuentro como fuente de placer. Un buen orgasmo también necesita de besos, caricias, abrazos.
¿LAS MUJERES PUEDEN DISIMULAR?
Hablando de contacto y calidad en el vínculo, la pregunta que seguiría es: ¿La mujer puede simular un orgasmo? Claro que sí. De hecho, este es uno de los recursos que forma parte de "las mentiras del sexo". Si bien en muchos casos las alivia o las aleja de situaciones de presión o desgano, en definitiva, la continua simulación da cuenta de que algo de la vida sexual y afectiva no está funcionando como se necesita. El orgasmo es un derecho y no una obligación. Quien finge en forma reiterada es porque está negando su derecho, se está "esclavizando" y promoviendo futuros cuadros de anorgasmia (la imposibilidad de llegar al orgasmo).
En la escala de supremacía, vendrá la pregunta casi obsesiva o exigente: ¿Cuántos orgasmos se recomiendan o se pueden tener? Ante todo es necesario recordar que así como cada quien es dueño de sus deseos y posibilidades, también se es dueño de los tiempos, estilos y cantidades. Cada mujer sabe cuántos y en qué circunstancias suele ocurrir la "bendita llegada". A diferencia del varón, algunas mujeres tienen la posibilidad de obtener múltiples producciones, tanta cantidad de orgasmos así como cuanto dure el juego. Si de algo hay que estar seguro es que, como suele decirse en tantos otros órdenes de la vida, la cantidad no hace a la calidad o la intensidad del placer al que se pueda llegar.
Y en materia de encuentros y de preguntas perfeccionistas, estarán quienes quieran saber: ¿Cómo lograr el orgasmo simultáneo, cómo llegar juntos al momento de máximo placer? No es condición fundamental ni habla mejor o peor de cada pareja. Seguramente, si hay entrega, comunicación y búsqueda responsable y creativa, todo puede ocurrir. Para las mujeres que creen no haber llegado al orgasmo o padecen de este trastorno, demás está la saludable y fundamental sugerencia de hablar ante todo con sus parejas y consultar al profesional responsable.
Orgasmo masculino
Como suele ocurrir, medimos todo en función de los resultados. Por el solo hecho de haber llegado a la meta creemos haber "cumplido con el objetivo". Ahora. ¿cómo llegamos?, ¿qué conseguimos?, ¿cuánto disfrutamos?... Esto que podría ser la introducción de un ensayo sobre la vida del hombre de hoy, exitista y urgido por las exigencias y el tiempo, bien podría ser el punto de partida para entender qué pasa con el varón y sus orgasmos.
Según Masters y Johnson, el matrimonio que revolucionó al mundo con el estudio de la conducta sexual humana, hombres y mujeres transitamos por cuatro fases en la respuesta sexual: excitación, meseta, orgasmo y culminación. Si bien, tanto para el hombre como para la mujer, "el orgasmo es la respuesta sexual esperable", ambos géneros lo viven acorde a su anatomía y posibilidades.
Todos sabemos que cientos de factores (biológicos, psíquicos y culturales) influyen en cada una de las etapas que proponen los expertos. Ironías mediante, podríamos graficar la ruta al orgasmo como el "Gran Juego de la Oca". Todos queremos llegar, pero, en el camino, podemos perder turnos, ir sorpresivamente para atrás, avanzar o perder el turno en un abrir y cerrar de ojos.
Para hablar de lo que le pasa al hombre se debe empezar por derrumbar ciertos mitos o re-significar creencias tales como que el hombre tiene la capacidad de llegar más rápido a la culminación del ciclo, que el orgasmo y el semen son parte del mismo o que uno necesita indefectiblemente del otro, etc.
Para ser coherentes con lo que sugerimos desde un comienzo, acorde a lo que proponen los especialistas, todo depende de los niveles de entrega y excitación. Llegar al orgasmo, implica, por un lado, entender de estímulos y, por el otro, conocer cómo funciona el cuerpo del hombre a lo largo del camino rumbo al máximo esplendor.
Así como la mujer se enciende con el "tacto", el hombre necesita de estímulos visuales. Quien quiera excitar a un varón debe saber que, en un principio, "todo entra por los ojos". El estímulo será quien le indique al cerebro que es hora de inducir al apetito sexual. La clave es que la estimulación sea continua y progresiva. Después de lo visual entran a jugar el tacto y otros sentidos. Todo depende del grado de fantasías y de los juegos.
Si bien se cree que "el hombre siempre tiene ganas", a veces no todo es lo que parece. Es bueno saber que no siempre resultan las fórmulas magistrales. Cualquier factor por demás estresante, así como estados de ánimo que oscilen entre la depresión y la ansiedad, no activarán las ganas de "jugar". Y esto va más allá de cualquier posible trastorno sexual. Mientras que pensemos en el sexo mecánico y automático, es probable que no estemos perdiendo algo de los beneficios y encantos del orgasmo.
No sólo es cantidad sino calidad. Debemos entender que, si bien suelen ir de la mano, no siempre la eyaculación está relacionada con el orgasmo.
¿Muchos orgasmos?
El orgasmo, así como la eyaculación, tienen distintos niveles de intensidad. Durante el clímax o fase culminante el cuerpo libera la tensión acumulada durante la fase de excitación y meseta. En ese instante, aumenta la frecuencia cardíaca y respiratoria; se altera la presión arterial, se sucede un cosquilleo general y contracciones en la uretra y el pene (así como ocurre en el útero y la zona del perineo, en las mujeres). Muchos hombres hablan de una "pérdida de conciencia" o de control en esos 10 segundos promedio que suele durar el máximo placer.
¿Se puede ser un hombre multiorgásmico? Para serlo, debería poder sostenerse la erección luego de eyacular. Tarea difícil de alcanzar, debido a que a los pocos segundos de alcanzado el orgasmo, el miembro suele perder rigidez. La erección permanecerá por más tiempo después de la eyaculación, mientras más tiempo dure la excitación. Todo vuelve a empezar cuando se reinicia el ciclo: excitación, meseta, orgasmo, culminación.
En cada hombre existe la posibilidad de explorar el tipo e intensidad de orgasmos que quiera tener. Como siempre, para información más precisa, la consulta al profesional.// Opinion.com.bo
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