¿Demasiadas tarjetas de crédito y débito? De cuáles prescindir y cómo asegurar las que se tienen
Al abrir la cartera, lo normal es llevar encima más de una tarjeta bancaria. En muchas ocasiones, con el paso del tiempo, es normal juntarse con demasiadas, más de las que se necesitan en realidad. Es frecuente que en las carteras de los usuarios haya una auténtica colección de tarjetas de todas las clases y modelos, algunas de ellas de gran utilidad, pero otras se tienen de forma casi testimonial porque apenas se utilizan. Con frecuencia no se cae en la cuenta de la cantidad de dinero que supone tener un "plástico" y no utilizarlo, pero si se anula, es posible reducir bastante los gastos de una familia.
Como indican desde Consumer, es un medio de pago tan cómodo como caro. Hay qué conocer qué duplicidades puede haber entre nuestras tarjetas y cuáles son las que usamos menos, y evitar así un incremento innecesario en los gastos de mantenimiento, comisiones y en las principales operaciones que se realizan.
Cuáles quitarse de encima
- Todas las que no se utilicen regularmente: Suponen, al menos, un gasto de mantenimiento anual de entre 10 y 120 euros, en función de la modalidad contratada.
- Las que estén duplicadas: aquellas que tengan las mismas prestaciones o características, ya que el efecto que generará es un incremento innecesario en los gastos de mantenimiento, comisiones y operaciones.
- Prescindir de tarjetas de fidelización que no se utilicen y tengan una cuota anual, por muy pequeña que esta sea.
- Optar por las tarjetas de crédito que mejores condiciones de contratación brinden (tipos de interés, plazos de amortización, cuotas de mantenimiento, etc.) en detrimento de las más onerosas.
- No contratar una tarjeta de alta gama si no necesita, ya que conlleva gastos y cuotas de mantenimiento superan los 50 euros al año. En caso de contratarlas, conviene optar por una sola que cubra todas las necesidades.
- Rechazar las continuas ofertas que realizan las entidades bancarias. Con una frecuencia regular, estas ofrecen una amplia gama de tarjetas a sus clientes. Si se contrata alguna, debe hacerse siempre bajo la condición de anular otra que tenga similares prestaciones para evitar la duplicidad de los gastos.
En qué fijarse al contratar una tarjeta
- La utilidad de cada una de ellas. Hay que tener claro si se va rentabilizar en los próximos años o la regularidad de uso.
- El coste total de su mantenimiento a través de sus cuotas anuales, comisiones y posibles penalizaciones.
- Los tipos de interés que aplica a sus adelantos económicos, así como los plazos de devolución e importes que se pueden solicitar desde el "plástico" contratado.
- Si es válida para realizar todas sus compras, o por si el contrario está limitada en su uso a determinados comercios o empresas, así como la flexibilidad de pago que disponga.
- La modalidad de pago: si es de pago a fin de mes o es de pago aplazado.
- La cuota anual que habrá que pagar, no solo en la tarjeta principal, sino también en las adicionales que puedan suscribir los demás miembros de la familia.
- Si tienen cláusulas ocultas que pueden variar sus condiciones en cualquier momento: utilización mínima, ligada a otros productos financieros, etc.
- Si tienen comisión al utilizarse para realizar compras o para disposiciones de efectivo a débito en las redes de cajeros.// 20 Minutos
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