Los signos del Zodíaco y el propósito del Ser
En la Astrología, todo cobra significado en el Zodíaco: la rueda de los doce signos nos envuelve físicamente como una gran matriz y adquiere así una dimensión arquetípica.
La lejanía refuerza lo arquetípico: las estrellas de las constelaciones que inspiran a los signos son el ente más distante del universo astrológico. La distancia también es temporal, porque aunque se definió hace unos 2.500 años, su origen se pierde en la bruma de los tiempos.
Lo irracional y sugestivo del simbolismo arcaico y animal de sus imágenes confluye con el cariz racional y matemático que le otorgó la cultura helenística hace veinte siglos. Así, su carácter virtual, no material, más la cita de elementos racionales e irracionales simbolizan el Espíritu inmaterial pero fértil y productivo, dotado de la gran belleza conceptual que expresa la lógica de su ordenamiento.
Lógica desplegada en la coherencia de la progresión de la secuencia temporal de los signos, donde cada uno es una respuesta al anterior y genera la necesidad del siguiente, con bases numerológicas y una correspondencia impresionante con el orden natural del las estaciones climáticas en su hemisferio de origen.
Igualmente en las posiciones dentro del círculo zodiacal, pensado como una estructura estática en donde cada signo es como es por el lugar que ocupa en el espacio. Asimismo, en la armónica elegancia de los triángulos de los elementos y los cuadrados de los ritmos como clasificación interna y cuyo encuentro genera una combinación única en cada signo.
Su forma circular de Mandala como símbolo de la unidad del Ser, desplegada en la multiplicidad de sus manifestaciones integradas en armonioso concierto, lo convierte en un objeto de contemplación donde confluyen la Belleza y la Verdad platónicas, constituyéndose así en el camino hacia el Bien. Y como casi todo en Astrología se refiere al Zodíaco para ser interpretado, los signos nos remiten así al orden de la referencia, el significado y el sentido.
Desde que el Zodíaco comienza a ser en el primer signo y continúa siendo en el segundo, cada una de las doce etapas cumple una función.
Por lo tanto, cada signo simboliza una necesidad, un propósito, una intención, que se expresa en un deseo, una motivación, y desde allí, el sentido, en su doble acepción de significado y direccionalidad. La permanente consecución de dichos objetivos genera maneras de ser características que son secundarias a éstos, síntomas (“signos”).
Objetivos de los signos del Zodíaco
Como primer signo, el objetivo de Aries será el de iniciar el proceso zodiacal, aquello que “es”. Para ello, empezar a accionar, hacer para ser, aquí y ahora, diferenciarse de la nada original, expresándola. En una palabra, SER.
El de Tauro será conservar lo iniciado, valorarlo. Reaccionar a la acción, concretándola, siendo lo hecho (pasando de sujeto a objeto), dándole forma, in-“corporando”, dar cuenta de lo dado percibiéndolo y disfrutándolo, estando en contacto con. En suma, SEGUIR SIENDO.
Géminis tendrá como objetivo comparar las dos fases ya transitadas (Aries-Tauro): relacionar el sujeto y el objeto (definición habitual de “conocer”), establecer contactos y conexiones entre las diversas posibilidades de manifestación del ser. Entonces, COMPARAR LAS OPCIONES.
El objetivo de Cáncer será entonces definir las bases del ser, de la identidad, seleccionando sobre los múltiples estímulos de la fase anterior geminiana, construir una identidad por pertenencia, por reflejo (ser espejo), ser con otros, por y para otros (lo dado), sentir un centro de gravedad entre esos elementos: sentir-se, lograr una identidad por vivencia. Así, IDENTIFICARSE CON ALGUNAS OPCIONES.
El de Leo será expresar ese mismo centro nacido en la fase anterior, re-conociéndo-se en la imagen que proyecta al mostrarse a los elementos que la generaron e identificándose con su respuesta; diferenciarse de la matriz de identidad. De este modo, y respecto de las opciones seleccionadas en la fase anterior, SERLAS.
En Virgo el objetivo será perfeccionar la manifestación del ser de la fase anterior ante la aproximación de la llegada de la fase siguiente: prepararse para recibir al otro, a lo otro, desechando lo que no sirvió hasta aquí para el encuentro, intentar ser una parte funcional de ese todo o conjunto al cual todavía no se percibe, replegándose y “normalizándose”. Es decir, PREPARARSE.
Ya recorrida la mitad del camino zodiacal, el objetivo de Libra será iniciar la percepción del todo, del conjunto en potencia, a través de dar cuenta y tomar consciencia de lo otro, del tú (la otra mitad), y de que uno y lo otro son partes complementarias de una totalidad mayor. Por ello, encontrarse con lo otro, iniciar relaciones para empezar a realizar el conjunto posible percibido, en síntesis, DAR CUENTA DE QUE “SOMOS”.
Escorpio tendrá como objetivo buscar realizar la unión con lo otro, ser con el otro el Uno mayor antes percibido pero vivencialmente, fusionándose, consustanciándose, y encontrándose con la imposibilidad lógica de que esto suceda sin dejar de ser lo que será hasta aquí, es decir, sin morir. De este modo, BUSCAR SER UNO, JUNTOS.
En Sagitario, el objetivo será buscar dar cuenta del Ser de la unidad mayor vivenciada en la anterior unión con lo otro, celebrar la alegría del conjunto, la realidad de la unidad que realmente “es”, la vida eterna más allá de la supuesta muerte de la fase anterior, expandiéndose y realizando contactos más amplios y trascendentes, buscando el sentido o principio (la unidad) que subyace en todo ello. A saber, RECONOCER LA UNIDAD QUE SUBYACE EN LA DIVERSIDAD.
El objetivo de Capricornio será cumplir con el Ser de la unidad mayor encontrado en la fase anterior, buscando su máxima y más alta realización. Dado que se empieza a cerrar el círculo y quedan definidos sus límites y posibilidades, busca entonces, respecto de la unidad revelada, REALIZARLA.
En Acuario, el objetivo será mejorar lo realizado, descubriendo al ser del futuro simbolizado por el próximo ciclo zodiacal que se avecina. Entonces, empezar a nivelar, descender de la cumbre de lo dado y lo conseguido, para adelantarse a esa instancia todavía tan lejana del nuevo ser. Es decir, PERCIBIR LAS OTRAS POSIBILIDADES.
Finalmente, el objetivo de Piscis será disolverse para dar cuenta del Todo, mayor que cualquier parte, y del cual surgirá el nuevo ser. Por ello desechar todo lo realizado hasta aquí para abrir paso a lo que todavía no es. En suma, DAR CUENTA DE LA TOTALIDAD, NO SER UNO (PORQUE TODO ES)
De la periferia al centro
Los objetivos consignados son abstractos e incluyentes de los otros objetivos o comportamientos que habitualmente podemos ver en los signos, que pueden ser considerados como caminos instrumentales para la realización más profunda de los objetivos primigenios.
Lo que solemos asociar con los defectos de cada signo zodiacal surge de la consecución exagerada y desequilibrada de los objetivos de esa fase particular del conjunto, no contemplativa del mismo y de sus necesidades más globales, según el mayor o menor grado de consciencia de la totalidad que esté teniendo el sujeto en un momento dado.
En la medida en que un círculo es pensable como la expansión del punto (el Uno), el punto en el centro reflejaría esa unidad sin dimensiones explayada en el tiempo y el espacio. Y es claro que cuanto más alejadas de dicho punto sean las manifestaciones o contenidos que consideremos, más literalmente periféricas las hallaremos, diferentes entre sí y hasta superficiales o negativas (por exagerar su distancia respecto de la unidad).
Pero cuanto más esenciales o profundas, más cerca del Centro estaremos, y por lo tanto de la noción de unidad e integración de las otras posibilidades en un orden lógicamente perceptible, tal como el de los objetivos arriba enunciados de los signos. Estar en contacto con nuestro deseo más profundo nos lleva así a reintegrarnos de un modo más armónico a esa Unidad que somos nosotros y el mundo, la re-ligazón a la que naturalmente tendemos por el mero hecho de existir.// Clarín (COM)
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