La salud emocional de los niños después del divorcio
Cada vez más parejas deciden poner fin a su matrimonio por diversas razones. El divorcio es traumático para los adultos y peor aún para el niño que no entiende los motivos.
El velar por el bienestar emocional de los hijos, para evitar reacciones adversas en su conducta y rendimiento escolar deberá ser el objetivo en común.
Femenina conversó con la psicoterapeuta familiar Mónica Pabón, quien explicó los alcances reales de esta problemática, la repercusión positiva o negativa que tendría en los involucrados, además de mencionar las pautas necesarias para sobrellevar esta situación con los niños, quienes son los más afectados por este hecho.
“El divorcio es la ruptura de una pareja que decidió unirse en matrimonio para formar una familia. Las causas de la separación son diversas: falta de entendimiento, ausencia de objetivos en común, no hubo un enamoramiento que edifique, construya y proyecte su vida juntos, siguen vinculados a los padres, infidelidad y violencia”, explicó Pabón.
La especialista afirmó que los niños son los primeros en percibir que algo anda mal en su casa, pese a que no les hayan mencionado el problema en cuestión. Por este motivo se aconseja hablar con la verdad a los hijos y comunicarles si se trata de una separación temporal o un divorcio.
“La pareja tiene que estar segura si se trata de una separación temporal o definitiva para comunicar a sus hijos, es bueno hablar con la verdad, decirles ya no nos llevamos bien, no nos entendemos, vamos a estar separados. Lo importante a cualquier edad es hacerles notar que ellos siempre van a ser sus papás y que pueden acudir a ellos siempre que quieran”, precisó la terapeuta.
La tarea del padre que vive fuera de casa es hacerle notar al niño que no está ausente de su vida, que tendrá momentos para compartir con su hijo, mantener la comunicación continua y cuando se estabilice lo llevará a que lo visite. El progenitor que conviva con el niño debe darle mayor seguridad.
“El padre que vive fuera del hogar deberá mantener una comunicación continua con su niño para evitar que éste sufra o fantasee, porque no sabrá dónde vive, con quién vive y mientras más pequeño sea tendrá más dudas, por eso es necesario contarle la verdad poco a poco, para tranquilizarlo, sobre todo”, aseguró la especialista.
En el caso de que el padre abandone el hogar y no quiera saber del niño habrá que hacer entender con palabras sencillas que como no se llevaban bien, por el momento esta persona no va estar cerca y que cuando vea oportuno lo buscará. Dejar la puerta abierta y no mencionar que lo dejó porque el niño tiene suficiente dolor con este hecho y habrá que darle mayor seguridad.
Reacciones
La psicoterapeuta, dijo que toda ruptura es dolorosa y que genera crisis en la familia, pero esto puede ser positivo en adelante, porque el niño dejará de escuchar gritos, no tendrá que ver el llanto de su madre, ya no se hablará mal de uno o del otro pese a que su deseo sea que vuelvan a estar juntos.
“El niño sentirá un dolor inicial y mientras más pequeño sea se reflejará en su conducta con berrinches, miedo a la noche, moja la cama y demandará mayor atención del padre con el que vive. Podría afectar su lado afectivo, escolar y rendimiento, pero en la adolescencia esto será más marcado por un enojo con sus padres, por no haber solucionado sus problemas, esto podría ser contrarrestado con seguridad y afecto para que asimile”, explicó Pabón.
La educación de los hijos es tarea de los padres y ésta deberá ser como lo hubiera sido antes del divorcio, el ponerse de acuerdo en realizar las tareas con los hijos y las formas de castigo que se impondrá si se incumple alguna regla en casa para evitar la manipulación de parte de los hijos.
“El padre que no vive con el niño deberá encontrar la mejor forma de motivar al pequeño para la realización de sus tareas diarias, preguntarle cómo le fue en clase y decirle que desea ver una buena nota en su libreta, que pese a la distancia sigue siendo responsable de su educación y que está pendiente de todo lo que le suceda”, acotó la especialista.
En ocasiones el niño se vuelve agresivo con sus compañeros y comienza a pegarles, levantan cosas de los niños, por esta razón será necesario que la maestra tenga conocimiento del problema para que conozca el cambio que existe en la vida del niño y pueda apoyarlo.
“El maestro es importante en la vida del niño porque es la figura de afecto que no es la de mamá ni papá, por esta razón es importante comunicarle la situación por la que está atravesando el niño para que observe su comportamiento y rendimiento escolar”, enfatizó Pabón.
Los niños entre 3 a 5 años que no tengan afecto y seguridad comienzan a experimentar inseguridad y uno de sus principales miedos es al abandono, que es un shock muy fuerte a su corta edad. Puede entristecerse para luego llorar y querrá quedarse con el padre que no vive en casa, manifestando sus emociones.
“La comunicación, la verdad y el afecto son claves para que el niño asimile la nueva situación, brindarle un tiempo de calidad exclusivo para disfrutar con él, abrazarlo, besarlo y demostrar su amor, decirle reiteradamente cuánto se lo ama que aunque parezca obvio necesita escucharlo de sus padres”, mencionó Pabón.
El acudir a un terapeuta para tratar algún problema de conducta que tenga el niño dependerá de la estabilidad emocional que le brinden sus progenitores, pues mientras los padres no lleguen a un acuerdo en su divorcio y el conflicto se mantenga entre ambos, el comportamiento del niño también se reflejará en este problema.// El Diario (NET)
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