5 ciudades en las que solo podrás vivir a través de los libros
Los lugares abandonados despiertan en nosotros cierta fascinación. Es por ello que nos encanta ver fotografías de viejos palacios, casas o construcciones que han conocido tiempos mejores y que ya no se emplean, aunque sean bibliotecas abandonadas y por ello algo que nos causa una cierta tristeza. Pero la decadencia, el encanto de lo perdido, nos fascina y no deja de atrapar nuestra atención, como ocurre, por otra parte, con aquellos lugares que fueron y que ya no son más. Las misteriosas ciudades que un día fueron inmensas, muy ricas o muy poderosas, que estuvieron llenas de vida y de animación, y que un día se convirtieron en una ruina (o fueron sepultadas y olvidadas hasta que alguien las volvió a encontrar) despiertan todavía más nuestra imaginación y logran aún más atraparnos. Quizás es porque esos lugares tienen algo bastante de literario…
Las ciudades del pasado que ya no existen ya no aparecen en los mapas ni en los atlas y son material para artículos y libros sobre su misteriosa desaparición, su poder de atracción en el pasado y su decadencia. Sea como sea, uno ya no puede vivir en ellas a menos que lo haga a través de la palabra escrita. Un libro, que acaba de publicar Geoplaneta, acaba de unirlas (no todas, pero sí unas cuantas) en una especie de atlas especial, una suerte de minienciclopedia de las ciudades perdidas. En Altas de las ciudades perdidas, Aude de Tocqueville recupera las historias de algunas de esas ciudades desaparecidas que están repartidas por todo el mundo. Estas son solo unas cuantas de ellas.
CARTAGO
Todos hemos leído en alguna ocasión sobre Cartago, porque como mínimo aparecía mencionada en nuestros libros de Conocimiento del Medio. La Cartago del pasado ya no es visitable. En el siglo II antes de Cristo, la ciudad fue sometida al asedio por los romanos y tras tres años de resistencia cayó ante ellos. Los romanos destruyeron por completo la ciudad y, por ello, ya no queda nada de aquella Cartago de las glorias del pasado. El Imperio Romano volvió a construirla, pero de esa nueva Cartago tampoco queda nada. En el siglo XIX volvió a ser destrozada. Como nos dice Tocqueville, si queremos visitar la Cartago gloriosa del pasado, lo mejor es leer Salambó, de Flaubert.
KOLMANSKOP/ KOLMANSKUPPE
Está en la costa de Namibia, en medio de un desierto, y es uno de esos lugares que creció en una fiebre del oro (esta vez de diamantes), fue un lugar a la última (la fundaron en 1908, cuando la zona era un protectorado alemán, y rápidamente se convirtió en uno de los lugares “más prósperos de África” con grandes almacenes que vendían lo último a la moda en Berlín y con el primer hospital con rayos X de África), tuvo agua de la traída que se pagaba más cara que la cerveza y tenía edificios y más edificios de arquitectura a la última. Vivió su momento de gloria en los Locos Años Veinte, empezó a decaer en los 30 y empezó a ser deshabitada en los 50, cuando la arena empezó a invadirlo todo.
CENTRALIA
Centralia era una aburrida ciudad de provincias más de Estados Unidos, sin grandes edificios reseñables y sin grandes elementos destacados. Había crecido al lado de una explotación de carbón, ya que la zona era rica en el material. De hecho, las vetas del mineral cubrían toda la parte inferior de la ciudad, en galerías por extraer. En 1962, dos bomberos prendieron fuego a un montón de basura al lado de uno de los cementerios de la ciudad. El fuego se filtró bajó tierra y prendió en el carbón y la ciudad pasó a estar sobre un fuego casi eterno que se consumía bajo tierra (se espera que, con suerte, el fuego se apague en algún momento a 200 años vista). Los habitantes de la localidad acabaron por ser desalojados, ya que el incendio subterráneo hizo que la vida no fuese segura, y Centralia pasó a ser una más de la lista de ciudades fantasma.
HATTUSA
En un lugar de la que hoy es Turquía, un arqueólogo descubrió en 1834 los restos de un antiguo pueblo. Pensaba que estaba desenterrando la ciudad de Tavion, pero en realidad había encontrado Hattusa, la capital del reino de los hititas, un reino que fue uno de los más poderosos de Oriente Próximo en la Antigüedad pero del que ahora, en realidad, no sabemos casi nada, como nos recuerda el autor del Atlas de las ciudades perdidas. Ahora, gracias a las excavaciones, se puede visitar una superficie de 160 hectáreas de la que fue una de las grandes ciudades de los grandes reinos de los que no sabemos casi nada.
SANZHI
En realidad no es una ciudad fantasma sino más bien una ciudad en la que no se llegó a nada, una suerte de ciudad española construida por algún constructor en los últimos años que quedó muerta por la crisis pero en Taiwán y unas cuantas décadas antes. Su construcción es de 1978, una de esas localidades hechas con diseño futurista (estaba llena de casas futuro), que hacía que fuese como una colección de ovnis de colores al lado del mar. Nunca pasó de ser más que un proyecto en construcción por la crisis del promotor (un fabricante de plástico al que lastró la crisis del petróleo) y por los cambios demográficos (estaban pensadas como casas de verano para las tropas estadounidenses destacadas en Taiwán, pero estas se retiraron en esos años). En 2010 murieron bajo las excavadoras.// Librópatas
No hay comentarios: