14 palabras nada mudas con la H
La H es la única letra del español que no representa a ningún fonema y, por tanto, es muda, a excepción de cuando está en el dígrafo ch. Deriva del hebreo heth y es la eta griega. A menudo se encuentra donde en latín había una F, como en el caso de hambre, hermosura o hablar, que dejaron de pronunciarse con esa f inicial hacia el siglo XVI. No tiene sonido en ninguna lengua romance, a excepción del rumano y, en este caso, por lo general en palabras de procedencia no latina. Es la vigésima letra más frecuente: en cualquier texto, un 0,7% de las letras serán haches, lo cual no está mal para tratarse de una letra muda.
Hablista. Persona que se distingue por la pureza, propiedad y elegancia del lenguaje.
Ni esta Academia ni 10 academias mejores que ella lograrían detener el deterioro creciente y la fragmentación de la lengua común. En segundo, porque la Academia española, la Academia a secas, no hace todo lo que podría, debería y quiere hacer. Y como acaso dijera un hablista a lo castizo, aquí, te quiero, escopeta.
Pedro Laín Entralgo en un artículo publicado en EL PAÍS en 1985. Entonces era director de la Real Academia Española.
Hebdomadario. Semanal o semanario. De hebdómada, palabra de origen griego que significa semana.
Hemeralopía. Pérdida de visión cuando la iluminación es escasa.
Heredípeta. Persona que con astucias procura proporcionarse herencias o legados.
Herrete. Remate, generalmente metálico, que se pone a las agujetas, cordones, cintas, etc., para que puedan entrar fácilmente por los ojetes.
Hialino. Traslúcido. Cartílago hialino. Ópalo hialino. Cuarzo hialino.
Hierofanía. Manifestación de lo sagrado en una realidad profana. Persona o cosa en la que se manifiesta lo sagrado. El dalái lama es una hierofanía de Buda. La sagrada forma es una hierofanía católica.
Himpar. Gemir con hipo.
Hiperestesia. Sensibilidad excesiva y dolorosa.
El juego que no habrán dado las manías de Juan Ramón, su ortografía, sus hiperestesias, sus fobias y bretes. "Señorito de casino de pueblo" hemos oído llamarle, a él, que nunca lo fue, por quien no pudo dejar de serlo en toda su vida, eso sí, con mala conciencia.
Andrés Trapiello en EL PAÍS, en 2005.
Híspido. Hirsuto, cubierto de pelo. Esta vale por dos.
Hogaño. En la época actual. “La historia que narra esa novela bien pudiera acaecer hogaño”.
Holgachón, na. Acostumbrado a pasarlo bien trabajando poco.
Por eso no puede ser
un hombre de bien soldado;
señores, no hui de vicio,
y culparme no es razón,
estaba un poco holgachón
y fuime a hacer ejercicio.
Francisco de Rojas Zorrilla en Los áspides de Cleopatra.
Hoploteca. Museo de armas antiguas.
Hopo. Copete o mechón de pelo. También, rabo o cola que tiene mucho pelo o lana, como la de la zorra, la oveja, etc.// Verne
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