Alejandro: "No es fácil ver cómo tu madre es asesinada brutalmente por tu padre"
"No es fácil. No es fácil perder a una madre siendo apenas un niño de once años. Ver cómo es brutalmente asesinada a manos del que se supone que es tu padre, dejando a dos niños desamparados.
No menos difícil fue salir adelante, intentar llevar una vida normal, cuando en lo más profundo de ti sabes que te han arrebatado algo que te pertenece: el derecho incondicional de todo niño a tener el amor de su madre.
Sin embargo, a través de los años, conseguí extraer algo positivo de tal experiencia. Aprendí que, dentro de la desgracia, tenía la suerte de no encontrarme solo, de contar con una familia que hizo lo mejor que pudo para proporcionarme el afecto, los cuidados y el hogar que necesitaba. Que legalmente luchó por proveerme un futuro, y alzó su voz tantas veces como fueron necesarias hasta que finalmente fue escuchada.
Aprendí a ser más fuerte, a valorar y apreciar todo lo que tenemos y que muchas veces no somos capaces de agradecer. Aprendí, en definitiva, que esta nefasta vivencia mía no caerá en el olvido. Porque desgraciadamente, estas cosas ocurren. Van más allá de nombres, números y estadísticas desperdigados por los medios de comunicación. Se expanden por la sociedad como una plaga, que como he podido observar sorprendido, la justicia parece no asimilar aún. ¿Es que hacen falta más ejemplos para que reaccione?
Profunda pérdida
Cada vez son más las personas que, al igual que yo en su día, sienten esa profunda pérdida en sus vidas.Y es por ello por lo que hoy escribo y lucho. Por todas aquellas mujeres y madres que desde cada punto del planeta sufren en silencio cada uno de los golpes físicos y psicológicos, que cada mañana abren los ojos con el temor de tener que hacer frente a un nuevo día, preguntándose si es eso lo que merecen de la persona que supuestamente les quiere. Nunca es demasiado tarde para levantarse, romper ese silencio, y afrontar esa realidad. Sé que no es fácil, pero sí necesario para aprender a vivir, porque es lo que cada mujer maltratada merece, así como sus seres queridos.
No obstante, tampoco es demasiado tarde para aquellas mujeres que, desafortunadamente como mi madre, ya han muerto a manos de sus parejas, porque de nosotros, cada familiar, amigo y conocido, depende hacer constancia de su inmerecida muerte y promover el cambio. Porque a través de nuestras gargantas, hablaremos por ellas, exigiremos la justicia que ellas no pudieron. A través de nuestras manos escribiremos innumerables testimonios y cartas como esta, plasmando en palabras sus vivencias . Y a través de nuestro dolor reflejaremos el suyo, lo haremos saber y notar tantas veces como sea necesario.
Hoy sé que no estoy solo. Que, por desgracia, muchas personas están en situaciones iguales o parecidas a la mía. Y también sé que, más tarde o más temprano, gracias a nosotros, la mujer maltratada, la justicia y la sociedad reaccionarán finalmente ante esta realidad".
Vía: 20 Minutos
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