Cuidado: Las consecuencias de avalar a alguien
Cuando una persona decide hipotecar su vivienda, decir eso de “espera espera, pero… ¿a mí eso cómo me va a afectar?”. Es la reacción más normal, por supuesto y lo ideal sería no tener que serlo nunca pero a la hora de decidir si convertirse en avalista hipotecario o no, se deben de conocer las obligaciones que conlleva.
Un aval representa una garantía adicional que asegura el cumplimiento de una obligación. Es decir, quien avala se compromete a enfrentar de forma solidaria los compromisos de otra persona en el caso de que esta no haga frente a sus deudas.
A la hora de hablar de los obligaciones del avalista, es importante especificar a qué tipo de avalista se refiere. Si nos centramos en sus obligaciones, existen dos tipos de avalistas:
Avalista solidario
Este avalista responde con todos sus bienes presentes y futuros a todas las deudas del titular de la hipoteca. No importa que exista más de un aval, aunque haya tres avales, no se responde por un tercio de la deuda sino por la deuda íntegra.
Las obligaciones del avalista son las mismas que las del propietario pero sin embargo, carece de todos los derechos.
La única posibilidad que queda es la de reclamar al propietario el reembolso de la cantidad pagada, cosa que generalmente no tiene éxito porque suele estar en situación de insolvencia, o la de reclamar la vivienda.
Hipotecante no deudor
Esto se produce cuando el avalista en un préstamo hipotecario, pone como garantía de la deuda su inmueble, es decir, una garantía hipotecaria pero sin recibir nada de la entidad prestante ni tiene la obligación de devolverlo.
Es una manera de limitar la responsabilidad ya que solamente se responde con el inmueble y por un determinado porcentaje. En caso de que ninguno de los dos pagara la deuda, es decir, ni el propietario ni el hipotecante no deudor(el cual en caso de disponer del dinero necesario puede hacer frente al impago), el banco podría ejecutar ambos bienes.// Financial Red
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