Hola papá, soy Natalia: El rechazo de un padre a su hija
El día del padre es un día conmemorativo en el cual se celebra al padre dentro de la familia, con la intención de honrar la paternidad y la influencia del hombre en la vida de sus hijos. En México, como en otros países Latinoamericanos, el Día del Padre se celebra el tercer domingo de Junio. Es una fecha que complementa al Día de la Madre, donde también se busca honrar el papel de las madres.
Y al igual que el Día de la Madre, muchas familias acostumbran reunirse y realizar alguna convivencia para celebrar a los padres, abuelos, padrastros o a la figura paterna que cumpla o asuma dicho papel.
Cabe mencionar que poco a poco, la visión tradicional de la paternidad ha ido cambiando. Actualmente muchos hombres buscan participar de manera más activa e integral en el desarrollo de sus hijos, dejando de ser únicamente proveedores. Sin embargo, todavía existen muchos padres que siguen manteniéndose al margen del crecimiento de sus hijos y, peor aún, sigue habiendo padres irresponsables, ausentes, abandonadores y que no cumplen con las obligaciones y responsabilidades emocionales, económicas o del tipo que sea, que los hijos requieren.
En muchos, muchísimos hogares del mundo, incluyendo México, las mujeres son quienes cumplen con este doble rol, y son ellas quienes merecen el doble festejo o celebración, así como todo el amor y reconocimiento.
Desde este espacio, queremos reconocer y felicitar a aquellos padres que, de palabra y de hecho, realmente cumplen con su papel de paternidad.
Manifestamos nuestro más sincero respeto y agradecimiento…
…A aquellos hombres que aman, respetan y protegen a sus hijos, sin importar la edad que tengan, brindándoles atención, cariño y estabilidad emocional…
…A quienes, amorosamente, enseñan a sus hijos con su ejemplo los principios y valores que deben regir en su vida…
…A los que fomentan los ideales, sueños y metas de sus hijos, guiándolos, apoyándolos y forjándolos en cada etapa de su vida…
…A los que día a día, crean la oportunidad para dedicar tiempo, amor y paciencia a sus hijos, fortaleciendo así la seguridad y la confianza que los hijos deben tener en sí mismos;
…A esos padres que han enseñado a sus hijas e hijos el valor y el respeto por uno mismo, especialmente, a aquellos hombres que con su comportamiento, sus palabras y sus pensamientos, enseñan a las hijas e hijos a respetar a los demás, sobre todo, a las mujeres.
A TODOS ELLOS:
¡¡FELIZ DÍA DEL PADRE!!
Sin embargo, como decíamos en un principio, no todo es miel sobre hojuelas, ni todos los padres son sinónimo de responsabilidad, amor y buen ejemplo….lamentablemente, esa es una realidad en muchos hogares del mundo. Y precisamente en esta ocasión, compartiremos un caso que ilustra un poco esa realidad.
Este espacio siempre ha estado abierto para todas las mujeres que deseen expresarse o compartir alguna experiencia, y lo hemos demostrado con varias publicaciones a lo largo de estos años. Es por eso que hoy, y con motivo de resaltar los valores que los padres, amorosamente, deben forjar en los hijos en cada etapa de la vida, cedemos el espacio a una persona muy cercana a esta servidora, quien solicitó de forma insistente poder dedicar a su padre unas breves palabras a través de una emotiva carta.
Adelanto que no se trata de una típica carta llena de reconocimientos y agradecimientos a un padre que se lo merece (los elogios y reconocimientos son válidos cuando se ganan con el comportamiento), sino más bien se trata de un texto donde la autora describe, desde su propia experiencia y de forma sencilla, honesta y valiente, el desamor y la indiferencia que un padre, consciente o inconscientemente, puede ser capaz de transmitir a un hijo, dañando así la autoestima, la seguridad y, muchas veces, la vida misma de quien lo percibe.
Natalia, la autora de la carta, eligió este medio para compartir una parte de su vida, donde refleja algunos momentos de dolor y decepción, mismos que la han impulsado a salir adelante….No juzga a su padre, solo reconoce el gran vacío emocional que él le mostró repetidamente durante una etapa de la vida en que ella más lo necesitaba….Tampoco es un reproche, simplemente es reconocer el verdadero papel que, como padre, ese hombre ha demostrado.
Ella espera que al compartir una parte de su vida a través de esta breve carta, muchos padres (y madres), reflexionemos y valoremos la primordial importancia que los sentimientos y emociones de los hijos tienen y que, muchas veces, son minimizados, ignorados o considerados como objetos de burla.
Natalia nos dice:
“Espero de todo corazón que otros padres puedan entender que sus hijos, independientemente de su edad, tienen sentimientos, emociones y necesidades afectivas que no pueden ser reemplazadas ni ignoradas. Sentirnos rechazados por nuestros propios padres, es muy doloroso y hasta peligroso. A mí me ha dolido sentir el desamor de mi padre, pero lo he tomado como un reto para fortalecer mi dignidad y el amor por mí misma; he aprendido a valorar a aquellos que de verdad me aman y a dar mi apoyo a quien me necesite, ya sea con una palabra o de la forma en que pueda demostrar mi solidaridad. Sin embargo, habrá niños y jóvenes que no sepan cómo encauzar el dolor que ocasiona el rechazo de un padre, y recurrirán a salidas falsas que solo los hundirán aún más en un mar sin fondo, muchas veces con consecuencias irreversibles o fatales”
Sin más, dejemos que sea ella misma quien exprese sus sentimientos con sus propias palabras. No espera que su padre lea esta carta, solo desea abrir su corazón y compartir la fortaleza que, desde el dolor, la ha hecho resurgir y convertirse en la maravillosa jovencita que hoy es, aunque sabe que con tiempo y esfuerzo, debe ir mejorando hasta realizarse como un buen ser humano y, tal vez en un futuro, en una amorosa madre….
CARTA A MI PADRE
Hola papá, soy Natalia…
Hace algún tiempo que no nos hablamos, pero te quiero agradecer todos los años que estuvimos juntos, principalmente el año que vivimos tú y yo, solos, y que no fue hace mucho, fue después de la separación con mi mamá. En ese tiempo me enseñaste muchas cosas, en especial, cómo debe ser un buen padre.
Aprendí que un buen padre es aquel que nunca abandona a su hija, que por más planes que tenga como persona, siempre tendrá tiempo para escuchar, consolar, dar una palabra de aliento, para abrazar, o inclusive, para compartir un silencio.
Sin embargo, papá, gracias a tu evidente frialdad, abandono y falta de afecto hacia mí, pude darme cuenta de lo que es un buen padre, y dolorosamente descubrí que tú… no lo eres.
Durante ese año que vivimos juntos, sin mi mamá, me sentí muy frágil, indefensa, sola, deprimida, y con todo el dolor de mi corazón debo admitir que no pude encontrar un refugio en ti, ya que cada vez que me acercaba a pedirte ayuda, intentando sentirme fuerte, fui rechazada, ignorada e intercambiada por tus “otros planes”. Sin mencionar las veces que me humillaste con frases como “Mira qué pareces así de gorda!” o “Tengo otros planes, no puedo estar contigo”, o aquellas veces que me quedaba sola, con ganas de un consejo o una palabra de aliento, y ni siquiera te diste cuenta, porque te ibas de vacaciones a Los Cabos, a Cancún o a otros sitios con otras personas más importantes que yo… ¿te acuerdas papá?
Sabes que todo lo que estoy diciendo es verdad, aunque no imaginas la tristeza que me daba cada vez que me acercaba a ti, y tú siempre me evadías. Tampoco imaginas las veces que tuve que contener las lágrimas cuando veía el gran amor que los papás de mis amigos podían ser capaces de transmitirles, mientras a mí me invadía una gran soledad. Y no te confundas papá, no lo demostraban con dinero ni cosas materiales, sino con amor, comprensión, solidaridad, tiempo, dedicación, atención, entre otros valores y afectos.
Pero ¿qué puedo esperar de un padre que, mientras viví en “su casa” (como tú siempre la has llamado), solo me dio la espalda?, ¿qué puedo esperar de un padre que ha sido capaz de despojar a su propia familia, que la ha humillado de muchas formas y que constantemente pretende hundir a quien le dedicó muchos años de su vida, en la más absoluta de las ruindades? ¿Qué se puede esperar de alguien tan impasible?, ¿cómo puedes vivir tranquilamente, sabiendo que es a costa de otros?
No lo sé, pero estoy convencida que un verdadero padre nunca tendrá el deseo y, mucho menos, la justificación para abandonar a un hijo, aunque éste haya cumplido la mayoría de edad, pues existen responsabilidades que van más allá de las materiales, como las morales y emocionales, y de todas ellas, tú eres omiso.
Hasta ahora, no te ha preocupado saber si como, si me he enfermado, si estudio, o cómo me siento. No, no te lo voy a decir, como tampoco te voy a decir si tengo trabajo o no, porque sé que eso lo estás investigando a través de tu abogado, metiendo oficios y solicitando información de mi persona, con el único fin de que yo no te pida nada…¡No dejas de sorprenderme papá!. Se supone que un padre no busca perjudicar a sus hijos en ningún momento y de ninguna forma… ¿por qué lo haces tú?
Tu proceder es un golpe más al corazón, aunque sé que eso es lo que menos te importa.
Tú sabes que yo no tengo nada que te pertenezca y, hoy por hoy, no te pido nada, y no porque me sobren los recursos, al contrario; pero estoy consciente que mi dignidad y el respeto por mi misma están por encima de todo, incluso de ti, mi propio padre.
Entiende que las cosas materiales van y vienen, pero las heridas emocionales se quedan para siempre en el alma.... Me da mucha tristeza que a estas alturas de la vida no me conozcas, pero estás equivocado papá, yo no te he pedido nada (ni material ni emocional) y no pienso hacerlo, así que quédate tranquilo.
Cada quien da lo que tiene en el corazón y créeme que si algún día tengo la dicha de ser madre, lo último que deseo es parecerme a alguien como José Luis Cárdenas, mi padre, que solo cree en el valor de las cosas materiales, y que busca a toda costa, pasando por encima de quien sea, su propio bienestar. ¡¡Qué pena, papá!!
Por último, orgullosamente y con la frente en alto, puedo decir que lo que yo he hecho por ti, mi padre, ha sido salir adelante por mis propios medios, sin pedirte ni quitarte nada. Me basta la eterna compañía de la mujer que me dio la vida y a la que tanto odio le tienes.
No espero que me respondas, es más, ni siquiera espero que leas estas líneas, lo único que deseo es que nos dejes hacer nuestra vida, a mi mamá y a mí, y que tú hagas la tuya, dejando tus “rencores” a un lado.
Papá, deseo de todo corazón, que si la vida te vuelve a dar la maravillosa oportunidad de ser padre, esta vez ¡sí sepas aprovecharla!
Con todo el dolor de mi corazón, tu hija Sara Natalia C. Díez.
MUJER:
No tengo más palabras qué decir en esta ocasión.
Solo reitero mi más sincera felicitación por este día
a los padres (a los verdaderos padres) que arropan a sus hijos
con amor, respeto, atención, comprensión y con valiosos ejemplos positivos.// Mujer sin cadenas
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