Corrige los hábitos perniciosos en tu hijo
Toda madre debe saber que los microorganismos infecciosos, tales como los hongos, parásitos, virus, bacterias y otros están en todas partes, de ahí el motivo de evitar hábitos perniciosos, como el chupón de goma, chupete, juguetes masticables o cualquier objeto para chupar.
Estos productos están infectados por miles de microorganismos al manipularlos y el niño solo no adquiere este mal hábito. Quienes alcanzan y ponen en sus manos estos objetos son los padres, la niñera o algún miembro de la familia.
El hecho de llevar a la boca los chupones, implica llevar gérmenes patógenos que, aparte de provocar infecciones intestinales, deforman la mandíbula superior, provocando un flujo permanente de saliva, lo que desemboca en la baba del niño.
Conociendo estos efectos, ahora corresponde cortar este mal hábito, quitando el chupete y no permitir que lo vuelva a ver o hervirlos en agua, pero no se puede realizar permanentemente esta tarea.
Al quitarle algún objeto, inicialmente el niño llorará un poco, pero muy pronto lo olvidará. Es importante saber que los niños fácilmente cambian su atención al mostrarle un alimento u otro objeto.
Otro mal hábito es llevarse el dedo pulgar a la boca, a veces comienza después del nacimiento, y si no se lo corrige a tiempo, puede perdurar por muchos años. Es tan pernicioso que puede aumentar el tamaño de la boca y fomentar el babeo.
La madre o niñera inmediatamente debe quitar el dedo de la boca y darle un juguete para cambiar la atención. Si esto ocurre a la hora de dormir, tratar de colocarle unos guantes que cubran todos los dedos o bien acomodarlo con algún objeto que lo mantenga tieso, esto sólo hasta que cambie de actitud.
El mejor método es mantener siempre ocupadas las manos con algún juguete o distraerle permanentemente. Evita gritarle, castigarle o golpearle, porque sólo aumentará la necesidad de llevarse a la boca los objetos y será más difícil de corregir este mal hábito.
Debe evitarse también que el niño se frote o manipule sus genitales, porque pueden ser focos de alguna infección si no está bien aseado. Pero hay que buscar la causa, puede ser una irritación o la presencia de parásitos intestinales. El método infalible siempre es el cambio de atención o mantener al niño permanentemente ocupado o en el juego.
Su atención debe dirigirse a alguna actividad. Los padres notarán que el niño o niña aprende todo aun sin saber hablar, ellos entienden muy bien. Observa cómo te presta atención cuando le hablas.
Muchos padres cometen el error de decir, es muy niño todavía para aprender, falso, porque el niño desde que nace, pone atención a todo lo que le rodea y escucha cuando se le habla. Por último, cuando se los acuesta, luego de un tiempo prudente, patean las cobijas y para que no se resfríen es aconsejable ponerles guantecitos tanto en las manos como en los pies, el objetivo es mantener calientes manos y pies para que el infante concilie el sueño.// El Diario (NET)
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